¿Una nutricinista usando una XL? ¡Sí!

 El otro día leía un artículo sobre una reflexión que lanzaba una nutricionista en sus redes sociales. Explicaba cómo se había ido a comprar ropa y se había encontrado con una XL sin comerlo ni beberlo. Bueno, técnicamente por comer y beber demasiado según los cánones de la delgadez. Y de alguien que sabe lo que se debe comer y con un cuerpo más o menos normativo surgía una reflexión sobre las tallas y los patrones de las tiendas. Sobre lo que hacen sobre la autoestima y el mensaje que se lanza a las mujeres con cuerpos normales… 

Y es que todo es bastante coherente y Virginia Losada lo define a la perfección pero… ¿Qué hay de esas personas que nos tenemos que ir a la zona de tallas especiales y calzamos una XL con una talla 52? Es decir, mi talla 52 no es tu talla 46 y eso también me parece necesario resaltarlo. Si establecemos medidas universales podríamos ser capaces de comprar on line, de saber la talla que usamos (independientemente de que nos guste un tipo de ropa más o menos ancha…) pero sobre todo conseguiríamos que ni las personas XL de verdad se sientan idiotas al intentar meterse en una talla convencional ni las personas normativas se sientan gordas por tener que coger una XL. 

No estoy hablando de mensajes. En realidad estoy hablando de algo más simple. Es sentido común y protección a una nueva generación que se ha visto marcada por las redes sociales. Tienen un canon de belleza que no es sano pero además establecen una relación directa entre delgadez y éxito porque, seamos sinceros, exceptuando un par de casos no hay referentes mediáticos de un cuerpo relleno en ningún sitio. ¡Ojo! Que es normal porque si la liaron por el anuncio de bañadores ¿para qué queremos más con la apología de la gordura que puede ser una presentadora de telediario talla grande? Y sin entrar a valorar los méritos y el curriculum, fíjate lo asumido que está este tema.  ¡Qué narices! Si este post en una red social se convierte en noticia en medios digitales es que hay algo que no va bien. 

No entrando a valorar la salud FÍSICA de la persona con sobrepeso. ¿Y si hablamos de la salud mental de las personas sanas que se traumatizan al usar una XL? Porque seamos sinceros, para una niña o una adolescente esto es un trauma. Y luego hablamos de trastornos en la alimentación y enfermedades en  la juventud pero… ¿no tenemos todos un poquito de culpa? Que ya vale de mensajes positivos y decir que los cuerpos son bonitos sean cómo sean. Vayamos a lo que se puede regular y hagámoslo de forma coherente, por la salud mental de las nutricionistas XL, por favor. 


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