El cartel de diversidad veraniega del Ministerio de Igualdad. ¡Se lió gorda!

Llevo varias semanas siguiendo este tema. La verdad es que cuando iba a afrontarlo en este blog la cosa empezó a liarse y al final me pudo el ver cómo se desarrollaba antes de dar una opinión fundada sobre el asunto. Como parece que seguirá dando que hablar, o en su defecto desaparecerá tras una indemnización, creo que es el momento de expresar con palabras este despropósito. Empecemos por el principio. 

El Ministerio de Igualdad saca una campaña para que los cuerpos diversos disfruten del verano

La gente que asesora a Irene Montero no es la más adecuada. Quizás debería aprovechar y dejar sutilmente mi CV. Os pongo en antecedentes. El Ministerio de Igualdad sacó un cartel con el mensaje de “El verano es nuestro” en el que, seguramente con las manejares intenciones del mundo, encargó a una artista lanzar el mensaje de que los cuerpos no normativos son bienvenidos en esta época del año. 

Si nos basamos en los datos más de un 70% de las mujeres no se siente a gusto con su cuerpo. Si subimos a mujeres de más de 40 años la cifra supera el 90% por lo que, a nivel estadístico puede que no fuera una tontería lanzar ese mensaje. Dejando de lado que nunca me he sentido mal en una playa, nadie me ha prohibido el acceso o me he sentido discriminada por mi tamaño puede ser que haya mujeres que prefieran taparse en lugares públicas y eso, llegando el verano y el calor, es un problema porque quitarse capas de ropa hace que esas inseguridades salgan a la luz. 

Es decir, pese a que muchas personas se sientes felices con su cuerpo o simplemente la felicidad de las ansiadas vacaciones hace que te importe un pepino lo que piense el de la sombrilla de al lado, es posible que las personas que te rodean no se sientan tan cómodas. Ya sabemos que aquí nos gusta más una polémica que a un tonto una tiza y que los bikinis en cuerpos regordetes son algo que aún despierta suspicacias. La cuestión es que no tengo dudas de que la idea nace de la mejor de las intenciones… otra cosa es cómo se ha desarrollado…

Arte Mapache y la primera cagada

El ministerio decidió asignar a Arte Mapache la creación del cartel. Como podéis ver se trata de mujeres celebrando la felicidad en bañador y bikini. Un collage un poco tosco que podíamos haber hecho cualquiera con una App de móvil en poco menos de 10 minutos… Y digo cualquiera porque la primera polémica llega cuando descubren que las modelos del cartel no han cedido su imagen para el mismo. Vamos, que la persona que fue contratadas robó las fotos de todas ellas sin autorización. Esto es grave pero la cosa empeora. 

Las fotos, para más INRI, pertenecen a modelos e influencers que se dedican a mandar mensajes positivos sobre sus cuerpos pero la diseñadora las ha manipulado. Los dos casos más flagrantes son los de Sia Lord que ha visto como han quitado de la imagen su prótesis y le han puesto una pierna pero le han colocado pelos en las axilas  Juliet FitzPatrick, con doble mastectomía, y la fotógrafa Ami Barwell (porque la foto en cuestión ha sido retocada para volver a tener pechos y además es la única que tiene copyright). 

Es decir, ninguna de las chicas fue informada de ello, no dieron permiso y además las manipularon para hacerles ser cosas que no eran… Un fiasco épico. La gestión del asuntoQuién tiene la culpa? ¿El Ministerio por encargar el cartel a una persona con competencia y ética cero? ¿O la artista que ha robado el trabajo de los demás y lo ha presentado como suyo?

Sería una pregunta innecesaria si no fuera porque obviamente ante el problema internacional (las chicas de las fotos no son españolas y por tanto ha sido notica around the world) han optado por disculparse (con más o menos éxito y alguna acusación de racismo para rematar la jugada) y llegar a un acuerdo económico para dejar de liarla. Con dinero público, claro. Así que nunca sabremos si Arte Mapache, a parte de la disculpa en redes sociales, tendrá que dar más explicaciones o compensación por tremendo atentado contra la propiedad de otras personas. La artista ha dicho que dará su parte proporcional a cada modelo de las ganancias, según esto menos de 1.000 euros por cabeza y restando además que tuvo que comprar la licencia de la tipografía (retroactivamente como reconoce)… 

En resumen

La campaña que pretendía luchar contra la violencia estética se ha convertido en justamente un ataque frontal contra la diversidad de las mujeres que aparecen en el cartel. Tetas que reaparecen, prótesis que se borran y pelos en el sobaco para cumplir con unos estándares de mensaje que se quería enviar. 

Así que si la cuestión inicial que quería plantear es si era necesario hablar de este tema de cómo las mujeres sienten inseguridad en el verano al final acabo hablando de todo menos de eso. Pues vaya plan.

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