Las Olimpiadas no son lugar para gordos

 Os pongo en antecedentes. Estamos viviendo en estos momentos la fiesta del deporte. Las Olimpiadas. Olimpiadas que se prospuseron el año pasado por el COVID y que han hecho que l aceita de los deportistas olímpicos se demore un poco más de lo que suele. Son deportistas de élite que a veces compaginan su trabajo con sesiones maratonianas de entrenamientos. Requiere un control y un trabajo supremo. Una fuerza de voluntad férrea de la que yo no soy capaz, si quiera, de imaginar. Esta gente hace esfuerzos económicos, físicos y psicológicos y tienen una prueba de fuego cada 4 años, eso quiere decir que a lo sumo pueden vivirla en propias carnes una o dos veces en su vida. Y su único objetivo es conseguir una medalla olímpica. 

Pues bien, en este mundo de cuerpos de deportistas de élite en la prueba clasificatoria de los 50 metros libres. En ese momento en el Canal Teledeportes los comentaristas de Televisión Española ven a Shawn Dingilius-Wallace, un nadador de Palaos, una pequeña nación en el Pacífico. Dato interesante: estas islas son las que más tasa de obesidad contemplan en el mundo, especialmente Nauru.

Como podéis ver en la foto no tiene el típico cuerpo de nadador de élite. Pero que personas de la “talla” la periodista Julia Luna y los exnadadores Javier Soriano y Érika Villaécija comentaban en ese momento la prueba, y dejaron de hacerlo. ¿El motivo? Un ataque de risa que les dificultaba poder hablar… ¡Muy bonito todo!

¿Está bien reírse del físico de una persona? No. Da igual que sea en las Olimpiadas o en el super. Otro tem es entrar a valorar si el nadador con un tiempo de 27 segundos debe llegar a competir en los juegos, pero os recuerdo que Moussambani, el nadador de color de Guinea Ecuatorial que tardó a vida en hacer los 200 metros sigue siendo un héroe en su país. Un chico que no había visto una piscina de más de 20 metros de largo, un hombre que no se rindió a pesar de la mofa y siguió entrenando. Porque además de los tiempos las Olimpiadas son pruebas de superación y detrás de cada deportista hay una historia. ¡No me seáis mendrugos y comentéis el michelín de este hombre sentados en vuestro sofá comiendo palomitas!

Si tecleas en Google “nadador” sale esto:

Os informo que el tiburón blanco pesa una tonelada y no jugaría a retarlo nadar.

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