Paso 1 para ponerse a dieta: Compra una báscula

Las cosa como son. Uno piensa en ponerse a dieta y de todas las cosas sensatas que puede hacer como vaciar la nevera de chuches, presentar un buen menú semanal o buscar ese punto Zen para encontrar la energía para hacerlo lo primero que en realidad hacemos todos es comprar una báscula nueva.


Puede que sea porque lo que marca nos hace sospechar que está rota. normalmente os intentaría dar la razón pero la estadística dice que la báscula vieja pesaba perfectamente y que hemos engordado nos guste o no. Es un hecho. Pero bueno, te empodera comprar una báscula. Es como el gran paso de gigante que te hace pensar que vas a llevar a buen término esta memorable y épica hazaña. 

Yo lo hice. Tiré la mini báscula básica del IKEA que era analógica total, que no se estropeaba y que, simplemente, había conseguido una buena capa de porquería encima de estar debajo del lavabo y me dije. "Compra una báscula para perder peso".

No existe ninguna relación directa entre comprar la báscula y perder peso pero parece que por el mero hecho de pensarlo e incluso consumarlo vas a perder de golpe al menos un par de kilos. 

Y ya puestos a innovar no me voy a comprar una báscula normal, voy a comprarme una super báscula, con Blutooth y app para el móvil, de esas que me habla y casi me insultan para que esté a tope de motivada. La instalé, le puse pilas, una maravilla, no falla ni un gramo, pesa exactamente lo mismo que pesaba mi báscula vieja. Pero oye, quedar , queda mucho más bonita en el baño. 

La primera cosa que descubrí dela báscula es que sus pilas no duran nada. Ni tres veces me he pesado y ya tiene la batería baja. No sé si es que el blutooth está todo el día de fiesta o qué. También he descubierto que nunca la sincronizo con el móvil. Cuando me da por pesarme no lo tengo cerca y acabo ignorando ese paso que era el motivo primigenio de comprar ese cacharro, es decir, que las mediciones fueran a la app para que no me tuviera que acordar de apuntarlas manualmente y además permanecieran en lo más profundo del IPhone escondidas sin que nadie las viera. 

En resumen, la compra de la báscula ha sido a todas luces una especie de empuje psicológico la mar de ridículo, una inversión innecesaria. Porque ahora pensándolo fríamente lo que necesitaba de verdad era una báscula de cocina porque eso de medir a puñados las cantidades y redondear como me da la gana a lo mejor tiene que ver con que el resultado de mi báscula sin pilas no cambie mucho. Quizás sea eso, o quizás esta tampoco funcione bien y necesito comprar otra.


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