Podía empezar informando de los grandes logros de la especie humana y de mi fuerza de voluntad para daros esperanza pero no sería justo. no he seguido la dieta. ¡Ojo! Tampoco he comido como si no hubiera un mañana pero después de la Navidad tengo un vacío de dos meses que no sé que ha pasado. Os cuento.
Yo escribí mi último avance en plenas Navidades donde la cosa no iba tan mal. De hecho para ser Navidad era hasta un tanto esperanzador pero se quedó en un espejismo. Para los lectores del futuro el 2021 es una evolución lógica del 2020 de forma que a la pandemia mundial le sumamos diversos fenómenos naturales como terremotos en Granada o una nevada histórica en Madrid que dejó intransitable las carreteras y las calles con una capa de hielo 10 centímetros. Al principio todo era diversión y guerras de bolas de nieve. Luego fue colapso de las urgencias por contusiones y roturas de huesos. Podéis imaginar que las personas obesas no somos las más ágiles del mundo. Hay gente que se defiende pero por norma general tendemos a darnos porrazos de formas absurdas, así que poner más obstáculos de manera consciente tampoco era plan. De esta forma una semana de inactividad se cebó y yo con ella (lo de cebarse, se entiende) . Eliminé el ejercicio y después de vaciar la nevera pasé al congelador. Mi congelador es de la época pre dietas. Es decir, una bomba calórica de precocinados infames. Pero era eso o no comer porque ir al super era considerado deporte de riesgo. Cuando 10 días después se pudo volver a la normalidad hice una pequeña compra con lo más básico y necesario. Y justo cuando tenía la super lista preparada. ¿Adivinas? contacto estrecho con positivo. 10 días que se convirtieron en 15 por contacto posterior de otro compañero. Vamos que otros años decía que enero se me hacía largo pero este en perspectiva se me hace corto porque estoy a finales de febrero y siento que este año no he hecho nada productivo.
Semana 13
Peso: +2
Para ser justos desde la semana 0 serían + 2,5 pero mira, lo voy a dejar como updates desde la última publicación para no auto flagelarme más. A vuestra inquisidora mirado os digo que tenéis razón. Es culpa mía totalmente. Que mientras tenía leche podía haber hecho sentadillas con peso pero hijos, eso nos lleva al siguiente punto.
Motivación: Ultra baja.
Imaginaos el panorama. Abrir la ventana para airear y que se te cuelen los osos polares por ella. Ver patinar y chocar coches en la carretera. Pues eso, que no apetecía y esa hibernación al final fue pasar de la cama al sofá y del sofá a la cama. Benditos ordenadores que ni te obligan a ir a una habitación más seria para ser usados.
Sumemos la ingesta indiscriminada de alcohol para superar el segundo encierro involuntario y ver como un año fértil de mi vida se va de nuevo a la porra gracias a cosas que, por primera vez en la vida, escapan de mi control.
Ejercicio: ¿Qué es eso?.
La bici estática se ha convertido en la silla de la ropa de planchar. Mira que juré que no volvería a pasar pero ha sucedido. Empezó siendo una triste sábana pero ahora es una montaña con entidad propia a la que he llamado Mariana y me da pena desintegrarla. De este fin de semana no pasa quitar todo de en medio. No sólo de la bici. Voy a confesar que el resto de la casa ha sido arrasado por el tsunami de la desolación. Decir que está descolocado es ser generoso. Si entrara la policía puedo decir que han entrado a robar y seguro que nadie haría preguntas. Lo único que se salva por salubridad básica es la cocina pero el resto son montañitas de cosas pendientes sobre otras montañitas de cosas pendientes en equilibrio precario y que me miran y me hablan incluso en sueños.
Por supuesto no hace falta que os diga que la meta de los 10.000 pasos no se puede lograr de la cama al sofá y del sofá a la cocina y las visitas a nadar fueron eliminadas de raíz porque la nevada hizo que cerraran las instalaciones. Este último hecho es lo único que no estaba en mi mano solucionar. Shame on me. No hace falta que me lo recordéis.
No voy a hacer borrón y cuenta nueva aunque la cosa es que podría porque es como si nunca hubiera empezado pero lo que sí puedo confirmar es que al endocrino no le pienso visitar hasta marzo. Prorrogable a abril. Muero de vergüenza si me vuelve a pesar. Yo le prometí ser buena mirando a sus ojos color avellana. ¿Vale?
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