El último hilo viral de Twitter sobre gordas y peras

 Vale, reconozco que las redes sociales son una auténtica maravilla para ver la fauna y flora nacional (y también mundial) y que nunca dejará de sorprenderme lo que consigue hacerse viral, pero sobre todo la cantidad de memos que sienten la necesidad de compartir sus opiniones y adoctrinar detrás de un perfil de Twitter. Os pongo al día, el último post que ha sufrido esta atención puede parecer de lo más inofensivo si no fuera porque, tras una simple reflexión, no sólo se ha puesto el punto sobre temas que tenemos más que rastrillados como los trastornos alimenticios, los problemas de autoestima o incluso fomentar la depresión y la censura, se ha hecho patente la nula capacidad mental de los tuiteros. Nos ponemos al lío sobre cómo Mercè Sánchez la lía en la red con un post que es la mar de inofensivo a simple vista.

La comida de gordos

Siempre he pensado que es muy importante comunicar bien pero también ser sensible a lo que dices porque en ocasiones lo que una gorda ha superado o inferioridad con más o menos fortuna (y posiblemente kilos de paciencia y sentido del humor) puede que a otra persona le afecte mucho. En el post simplemente menciona el daño que hace que se ponga apellidos a las comidas. Es decir, llamar a pizzas, hamburguesas o dulces “Comida de gordas” puede convertir en culpable al lector porque no llamamos comidas de “delgadas” a las frutas y verduras. Bien, antes de entrar a los descerebraos que se han puesto a opinar sobre el tema debo decir , como gorda, que hay cosas que me parecen bien dichas y defendidas y otras que menos. En primer lugar sí creo que visibilizar las comidas como SALUDABLES o NO SALUDABLES es bueno. Pero lo de gordos y delgados también me parece un error. Creo que desde los 6 años un gordo, un delgado o una ameba es capaz de saber si alguna comida es más o menos sana y por relación directa si engorda su ingesta indiscriminada. Pero también creo que algunos perfiles muy fit con este tipo de comentarios afectan a la personalidad y la seguridad de los cuerpos de algunas personas (hombres y mujeres) que lo leen puede verse alterada. Posiblemente muchas de esas personas que comunican no son conscientes que por sus palabras una niña acomplejada puede dejar de comer ese día. ¡Ojo! No es responsabilidad suya que alguien no tenga control sobre su alimentación pero si debemos contemplar que lo que decimos no sea detonante de eso. Pero igual aplica a la comida como a millones de cosas más a las que se presta poca atención como otros aspectos físicos o incluso mentales como desafortunados como cuando se tratan las preciosas frases hechas sobre “mariquitas” o “autistas” que son dos de mis tópicos de cagadas memorables.

Reacciones

Su tuit (sacado de Instagram) no deja de ser una mera anécdota sobre peras con una reflexión que ya hemos escuchado mil veces. Lo que me ha dejado noqueada es la panda de energúmenos que decidieron atacar a la muchacha. Y las estadísticas de esas respuestas son aún mejores. Una foto de una pera de una chica ha generado una corriente de degeneración mental propia de tarados. Y digo taradOs porque la mayoría de contestaciones de carácter ofensivo proceden de varones que tienen a bien explicarle  la muchacha como debe sentirse o donde se colocan las hamburguesas en sus carnes. Un “fatexplaining” en toda regla. Pero el caso es que los términos de esas “recomendaciones” son el problema al que se enfrentan los gordos.

Quizás los que lo escriben no saben que los gordos ya conocen su condición. Quizás sus sabios consejos no contemplan que detrás de una obesidad puede haber problemas no sólo de salud física, y que igual que a una anoréxica no se les ocurriría decirle que “sólo tiene que comer”,  a una persona con trastornos de alimentación en la otra parte de la balanza  (como atracones o bulimias) no vale con decirle que dejen de hacerlo. Es como si incluso se permitan el lujo de juzgar los dos lados de una enfermedad de forma diferente. Porque hasta a los delgados se les perdona la ansiedad o los complejos pero a los gordos no.

La pera

Pues sí,  empezó siendo una pera pero el catecismo del lector lo convirtió en la tormenta viral de la semana. Y sabéis qué. Que creo que inmerecidamente porque no deja de ser una de tantas reflexiones sensatas lanzadas al aire que se ha convertido en una pelota gigante porque aún hay trogloditas que caminan entre nosotros. Los gordos serán los dinosaurios por peso pero os aviso que para matarlos se necesitó un meteorito, a los humanos nos vale con cualquier enano con bigote y una idea absurda para aniquilarnos los unos a los otros ya sea en la vida real o en Twitter. 

Se ha quedado bonito el día.

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