Gordis entrañables: Paquita Salas

 Hay pocas gordas en el mundo que personalicen tan bien la realidad de nuestra querida España como Paquita Salas. Vale, que alguno puede poner problemas al concepto de gorda en el caso de esta selección pero seguro que después de adentrarse en el icónico personaje de Los Javis para Netflix no vais a poder negar, al menos, que es una parte muy nuestra gracias a su amor a los bocatas, los churros y los torreznos. 


Paquita es la directora de una agencia de marketing noventera, una autentica triunfadora de la época dorada del nacimiento de las televisiones privadas en nuestro país. Es un personaje que mantiene un precario equilibro entre la vergüenza ajena y lo entrañable. Por eso Brays Efe se ha ganado un pequeño rinconcito en nuestros corazones y en el "Hall of Fat" de este espacio sin convencionalismos sexuales porque Paquita es "nuestra gorda".

La serie se emite en Netflix y es un compendio de sin sentidos que recogen lo más nutrido de la caspa nacional, situaciones bochornosas y entre tanto muchos bocadillos, churros y, sobre todo, torreznos. Y es que Paquita no sólo ha sido la mejor representante de artistas de todos los tiempos, también es una gran defensora de los torreznos como dios manda y no dudará a la hora de aleccionarnos sobre la delicia grasienta de estos pecados grasientos. Y es que Paquita ha pasado de ser una caricatura a ser un producto 360 en sí misma, con permiso de Brays que, mira que trabaja el pobre y debe ser llamado Paquita por todas las esquinas, y es que el icónico personaje ha cobrado vida y se ha hecho más grande que la propia serie. Acaban de publicar un libro con sus memorias escrito por Calvo y Ambrossi juega a la perfección con el concepto del personaje y mezcla la caspa de las foto novelas con contenido divertidísimo conservando ese formato híbrido de realidad y ficción haciendo de nuevo que Paquita sea la reina del lugar. Una forma de poder indagar en ese pasado televisivo y en esa época loca que tan sólo dibujaron en la serie pero que promete grandes momentos en el libro cuyas anécdotas están inspiradas en cosas que han sucedido a sus autores y conocidos así que tienen un punto jugoso. 

Paquita es la perfecta gorda porque defiende el torrezno, porque se saca un bocadillo del bolso y porque se pierde por una buena porra. Además consigue que en cada capítulo su lucha por ser una mujer moderna y actualizada represente a todas las gordas del país que luchamos con entender cómo funciona un hilo de twitter y que se nos caigan las lágrimas de la risa, en ocasiones por haberlo vivido en nuestras generosas carnes. Paquita es mucha Paquita. Uno de sus grandes méritos no tienen nada que ver con el lanzamiento de una estrella de la tele, no, su mayor logro es sin duda poner en el mapa a Tarazona como la cuna del torrezno perfecto. Justo cuando olvidábamos una zona que era célebre por su Ecce Homo (Borja) llegó ella para asistir a su festival de Cine de comedia de la localidad de Tarazona, Zaragoza, pero no para ver películas de risa, su objetivo real y declarado era visitar el Amadeo 2, el bar que en realidad existe y que debe ser zona de peregrinaje. Es lo grande de las series monkumentary, que te permiten descubrir el mejor torrezno del mundo entre risas aunque esas escenas se rodaran en Alcalá de Henares. Nos consta que los torreznos de Amadeo I y 2  viajaron como atrezzo necesario como buen requerimiento de gorda. Y es que con eso de la documentación gastronómica no se debe jugar. 

Os quiero contar una cosa curiosa de la serie. Comenzó como una broma, grabaron un vídeo de lo más absurdo improvisando el personaje mientras veían Gran Hermano, lo colgaron y se convirtió en viral. Con sólo 15 segundos nació una idea que con su repercusión en redes sociales permitió que Flooxter les diera la pasta y 22 semanas más tarde estaban grabando lo que es ya historia de la tele (y de las gordas)

Pues sí, no importa que Paquita sea un hombre, no me seáis puritanas, las gordas nos apoyamos entre nosotras sin estereotipos. Cuando preguntan a Ambrossi por la elección siempre dice lo mismo: "Yo cuando veo a Brays siempre veo a una mujer de 50 años" (que hay que ser cabrón porque Brays Efe tenía menos de 30 al ponerse el sujetador de Paquita). La cosa es que la esencia de Paquita es la de la gorda más pura y adorable del mundo, perfectamente imperfecta, gloriosamente humana, tremendamente desactualizada y con un punto soñador que hace que se haya quedado en el colectivo visual de toda una generación. ¡Arriba Paquita!

Por cierto, en el libro puedes encontrar una sección especial de "recetas de Paquita Salas" con la famosa receta de los Torreznos. Ahí lo dejo.

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